Indicadores Estadísticos (Demografía)
Para comenzar, en la gráfica 1.1. Población según edad y sexo, 2008 podemos ver una pirámide demográfica de España, la cual refleja una población estacionaria que dará lugar como más tarde veremos a una población envejecida. Así, observando dicha pirámide podemos obtener los siguientes datos:
Para comenzar, en la gráfica 1.1. Población según edad y sexo, 2008 podemos ver una pirámide demográfica de España, la cual refleja una población estacionaria que dará lugar como más tarde veremos a una población envejecida. Así, observando dicha pirámide podemos obtener los siguientes datos:
- Base estrecha: indica una baja fecundidad que se ha mantenido aproximadamente unos 20 años.
- Cuerpo simétrico y muy ensanchado: se refleja el aumento de la inmigración (sobre todo de varones) y el “baby boom” de los años 60, respectivamente.
- Cúspide no puntiaguda: nos está indicando la acumulación de población mayor de 65 años, es decir, el envejecimiento de la población española.
Siguiendo con las pirámides demográficas, en la gráfica 1.4. Población según sexo y edad, 2020 y 2025 vemos la evolución de la población española (en el caso que los patrones demográficos continúen comportándose como lo vienen haciendo). Observamos una cohorte que abarca 20 años (en la primera gráfica, la que va desde los 31 a los 52 años), la cual conforme pasa el tiempo se va desplazando hacía la cúspide piramidal, lo cual evidencia gráficamente el aumento de personas mayores en nuestra población. Esto junto con la disminución mantenida de la natalidad (y también con la continuidad de la inmigración) tendrá como consecuencia la acumulación de población anciana y, por tanto, el envejecimiento poblacional.
En el cuadro 1.2. Evolución de la población mayor, 1900-2060 vemos los porcentajes respecto de la población total que ha supuesto y supondría la población anciana, separando esta en “65 y más”, “65-79” y “80 y más”, a lo largo de los años. De este modo podemos concluir que hasta el año 2010 la población de más de 65 años ha crecido y que seguirá haciéndolo en las siguientes décadas. Pero además esta tabla nos dice que con el paso de los años no solo va a aumentar el número de personas mayores de 65 años, sino que cada vez habrá más ancianos mayores de 80 años.
Con ayuda de la tabla 1.5. Población por sexo y edad (grupos quinquenales), 2008 podemos obtener el número exacto de personas mayores de 65 años que en ese año había en España, siendo este 7.632.925, es decir, el 16,5% de población, de la cual la mayor parte son mujeres. El hecho de hablar de mayores de 65 años significa hablar de jubilados y, por tanto, de que se necesita sustento económico para el pago de las pensiones y para proporcionar los servicios sanitarios y sociales propios del estado de bienestar.
En cuanto a la estructura poblacional de Castilla- La Mancha (tabla 1.7. Población por sexo, edad (grandes grupos) y por Comunidad Autónoma, 2008), nos encontramos con que contamos con un 17,7% de población de más de 65 años, porcentaje mayor que la media española (16,5%), pero aun así estamos por debajo de otras comunidades como Castilla y León (22,3%), Asturias (21,8%), Galicia (21,7%) o Aragón (19,8%).
Comparando España con otros países de la Unión Europea, nos posicionamos también en un escalón alto, detrás de Italia, Grecia, Bélgica, Alemania o Portugal, entre otros (tabla 1.9. Población de 65 y más años en la Unión Europea, 1 de enero de 2006).
En cuanto a la esperanza de vida al nacer, en la tabla 2.1. Esperanza de vida por edad y sexo, 1900-2004, podemos ver como se ha duplicado desde el año 1900 hasta el 2004, siendo en este último de 80,2 años en ambos sexo y viéndose superada esta cifra por la esperanza de vida de las mujeres (83,5 años). Este aumento de la esperanza de vida hace que cada vez más individuos lleguen a edades avanzadas. Si seguimos sacando datos de esta tabla y analizándolos podemos ver como la esperanza de vida también va aumentando en función de si tomamos como referencia el nacimiento, los 65 años o los 75, indicándonos los años esperados de vida como adulto mayor para una persona que llegó con vida a la edad de 65 o 75 años. Así, en 2004 la esperanza de vida al nacer en ambos sexos es de 80,2 años; a los 65 años es de 84 y a los 75 de 86.
Si hablamos de procesos patológicos de los que son dados de alta los ancianos (mayores de 65 años) encontramos en primer lugar enfermedades circulatorias, seguidas de respiratorias, digestivas y neoplasias, patologías que no coindicen con las que más se dan en personas de menos de 65 años. El hecho de que las enfermedades relacionadas con el aparato circulatorio estén en primer lugar, evidencia el aumento de riesgo cardiovascular conforme avanza la edad (2.3. Enfermos dados de alta por diagnóstico, y tasas por 100.000 habitantes por grandes grupos de edad (ambos sexos), 2007). Con la tabla 2.5. Defunciones según la causa y el grupo de edad y tasas por 100.000 habitantes, 2006, podemos ver que las defunciones más numerosas (en el grupo de edad “mayores de 65 años”) vienen causadas por el proceso patológico más prevalente, es decir, las enfermedades circulatorias.
El estado de salud percibida en las personas de 65 años o más es de “regular” y es peor conforme tiene lugar el paso de los años. Es llamativo ver como en la cohorte de edad de 45 a 64 años es cuando tiene lugar un cambio en la percepción del estado de salud; cuando se percibe como “muy buena” o “buena” es en esa franja de edad cuando tiene lugar una caída en el número de individuos que así lo piensan, mientras que cuando es percibida como “regular”, “mala” o “muy mala” sube la cifra notablemente (tabla 2.7. Valoración del estado de salud percibida por sexo y grupos de edad, 2006).
La vida laboral del individuo determinará la pensión que va a recibir en su ancianidad, así como en otras situaciones como son la viudedad o la orfandad. La pensión media mensual que percibe una persona por incapacidad permanente será de 800€, cifra cercana a la que se da por jubilación (815€). Por viudedad la media es de 530€/mes y por orfandad 325€. En el caso de la jubilación, que es el tema que nos ocupa, las pensiones son una fuente de estrés y preocupación, tanto para los ancianos como para las familias (3.1. Pensiones contributivas del sistema de la Seguridad Social por tipo de régimen y tipo de pensión, 2008) y no es de extrañar, pues las estadísticas también muestran cómo la tasa de pobreza crece en las edades más avanzadas (tabla 4.9. Tasa de riesgo de pobreza después de transferencia, 2007).
Respecto al gasto total de las personas mayores de 65 años, tanto hombres como mujeres, coinciden bastante. Ambos emplean más recursos económicos en “la vivienda, agua, electricidad y otros combustibles” seguido del gasto en “alimentos y bebidas no alcohólicas” (4.1. Estructura del gasto total de los mayores por grupos de gasto, 2007).
En relación a la tabla 5.2. Personas mayores de 65 años que viven solas distinguiendo por sexo, podemos observar que es notablemente superior el porcentaje de mujeres que viven solas (25% aproximadamente), mientras que los varones no llegan al 10%. Estos datos nos están indicando la mayor esperanza de vida y mayor longevidad que tienen las mujeres, aunque también puede ser que estén relacionados con las costumbres que este grupo de edad tiene en relación al cuidado de la casa, a la capacidad del cuidado personal… siendo las mujeres educadas para ello y, por tanto, más capaces también a estas edades.
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