sábado, 22 de octubre de 2011

BIBLIOGRAFÍA 4

Isach Comllonga M, Izquierdo Zamarriego G. Fisiología del envejecimiento. Modificaciones de aparatos, sistemas y órganos. En: Guillén Llera F, Ruipérez Cantera I. Manual de Geriatría. 3ª ed. Barcelona: Masson; 2002. p. 76-63.

Los autores de este capítulo definen el envejecimiento como un conjunto de modificaciones de carácter morfológico, funcional, psicológico y bioquímico que causa el paso del tiempo. Al igual que hemos dicho en clase, se trata de un proceso progresivo e irreversible que termina con la muerte. El deterioro de los sistemas orgánicos no sólo depende de la genética o del propio individuo, sino que está relacionado, en gran medida, con la interacción que la persona haya tenido con diferentes agentes como puede ser el tabaco, el alcohol, el medio en el que ha vivido… o también otros factores de carácter psicológico: rasgos de su personalidad, relaciones interpersonales, autoimagen, estado de ánimo… todos ellos al igual que han formado parte de la etapa de madurez, lo seguirán haciendo de la ancianidad y serán las que influyan en ese proceso de envejecimiento.

Siempre que pensamos en un anciano se nos viene a la cabeza esa imagen típica de su piel, arrugada, curtida y que muestra el paso de bastantes años. Sin embargo, aunque es cierto que el tejido tegumentario es el que más evidencia el paso del tiempo, no es el único que lo sufre. El anciano sufre un desgaste de todos sus sistemas, órganos, tejidos y células; sus pulmones disminuyen de tamaño, su caja torácica sufre un proceso de calcificación de los cartílagos costales, se produce un incremento de las resistencias periféricas, la rigidez de las grandes arterias que irrigan todo el organismo, disminuyen las secreciones, los órganos sensoriales van a ver reducida su actividad, va a aparecer más grasa sustituyendo a tejido muscular... Estos son solamente unos ejemplos, pero todas y cada una de las partes de nuestro cuerpo se van a ver resentidas o, mejor dicho, modificadas.

Lo que parece un mero cambio físico y morfológico de la estructura corporal repercutirá en muchos ámbitos del anciano (actividades de la vida cotidiana, relaciones con otras personas, actividad laboral, percepción de uno mismo…). No obstante, esto no significa que la persona se encuentre enferma o tenga algún tipo de problema, sino que el proceso biológico que supone el envejecer determinará cambios a los que habrá que adaptarse, y es aquí donde pienso que el personal sanitario y no sanitario que trabaje con ellos puede hacer más trabajo, por ejemplo, identificando con ellos esas nuevas necesidades, atendiendo a sus peticiones, escuchándolos, enseñándoles y explicándoles los cambios que se están produciendo y en definitiva, ayudándoles en ese proceso de adaptación y acompañándolos en su envejecimiento.

En cuanto a la elección de este libro, me parece interesante que no solo plasma los cambios que tiene lugar a nivel orgánico en el anciano, sino que también indica aspectos a tener en cuenta como consecuencia de ellos. Algunos de los ejemplos que pone son: los síntomas de determinadas enfermedades; en el anciano muchos de ellos no aparecen, o aparecen de una forma diferente, por lo que debemos conocer eso para evaluar correctamente al individuo; el cambio en la cinética y dinámica de los fármacos debido a las variaciones en la función renal y hepática o la diferencia a la hora de interpretar datos obtenidos en pruebas utilizadas en la práctica clínica.

Dicho esto, me parece de gran importancia conocer todos estos aspectos sobre el anciano, en primer lugar, para aprender que no por ser anciano se está enfermo y empezar a considerar que tienen necesidades, inquietudes, preocupaciones y necesidad de cuidados, no como enfermos, sino como personas.

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