jueves, 13 de octubre de 2011

BIBLIOGAFÍA 3

La jubilación

Fericgle JM. La jubilación: rito desestructurante y desestructurado. En: Moragas Moragas R, director. Envejecer: una antropología de la ancianidad. Barcelona: Herder; 2002. p. 173-137.

El autor define jubilación como “un concepto sociocultural que en ningún momento se referirá a aspectos biológicos del individuo, a excepción de la edad natural por ser la variable que determina la jubilación”. Son jubilados aquellos que, por regla general, han trabajado hasta los 65 años y al llegar a esta edad deben abandonar su vida laboral, pasando a depender económicamente de sus ahorros y de la pensión que perciben. Sin embargo, la jubilación afecta no solo a una dimensión laboral y económica de las personas, sino que también tiene otras consecuencias sobre los individuos.

La jubilación repercute en la vida social de los ancianos y “modifica” la vida conyugal, la relación familiar, el ocio… por lo que es necesario asumir la nueva etapa y llevar a cabo un reajuste en el estilo de vida. Desde la distancia no parece demasiado complicado planificar ese nuevo estilo de vida, sin embargo, hay varios factores que hacen que esto no sea así. Algunos de ellos son el sistema cultural en el que vivimos y los roles, los cuales desvinculan al jubilado de la sociedad y añaden al concepto de jubilado una serie de etiquetas que consiguen que los individuos actúen bajo esa condición y realmente no cumplan sus expectativas como personas. Un ejemplo de esto lo vemos cuando preguntamos a algunas personas jubiladas si están contentas con haber abandonado el mundo laboral; algunos de ellos dirán que sí, que ahora tienen tiempo para todo, pero habrá otros muchos que estén descontentos por ello, sin embargo, la mayoría de nosotros creemos que todos están conformes con dejar el trabajo. Esto también evidencia que los jubilados tienen diferentes aspiraciones y expectativas, pero por la sociedad en que vivimos que tiende a generalizar, solo atendemos las necesidades de unos pocos y no miramos por aquellas personas que “se salen de la norma”, con lo que provocamos que esa readaptación y nueva planificación de vida se dificulten y el acontecimiento de la jubilación sea para los individuos una total desorganización que los aleja de uno de los referentes centrales de su vida como ha sido su ocupación durante su etapa activa.

La jubilación debe empezar a considerarse como un nuevo capítulo que no tiene porqué implicar el que los individuos sean apartados de sus intereses. Para ello sería positivo enfocar esta etapa hacia la sustitución de unas actividades por otras, actividad laboral por otro tipo de ocupaciones, que sean del agrado del individuo, y hacer de éstas instrumentos de organización biográfica a las que las personas jubiladas se dediquen con la misma o más intensidad que la que habían dedicado a su antiguo trabajo de manera que no se sientan desplazadas de la sociedad de la que también ellos forman parte.

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