REFENCIA BIBLIOGRÁFICA: Reolid Collado M. Anciano sano. Cambios asociados al envejecimiento. En: López Escribano A, García García J, Reolid Collado M, Villanueva Benites M, Leiton Espinoza Z. Enfermería: Geriatría y Gerontología. 1ª ed. Albacete: Altabán; 2005. P.97-118.
Como ya hemos visto en clase el envejecimiento es un proceso natural al que se asocian múltiples cambios tanto psíquicos, como sociales y fisiológicos, que aparecen como consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos, siendo estos últimos (cambios fisiológicos) los más evidentes. Estos cambios van a hacer necesaria una adaptación por parte del sujeto para poder resolver las necesidades de la vida diaria, mantener su salud y su independencia. Dada la gran complejidad de este proceso y puesto que todos estamos expuestos a este fenómeno, considero muy relevante conocer los distintos cambios anatomofisiopatológicos asociados a ello.
A nivel general se produce una involución progresiva del organismo, disminuye el volumen de los órganos, así como también el número total de células, además de producirse un retraso en el crecimiento, diferenciación y división celular, con el consiguiente deterioro del organismo a medida que la persona envejece. Los cambios más visibles y evidentes son aquellos que tienen que ver con el aspecto o apariencia física, aunque conviene siempre hacer una adecuada valoración y exploración del anciano para descartar aquellos problemas que podrían resultar patológicos, evitando así la aparición de determinadas complicaciones. En este sentido, es importante también tener siempre en cuenta los hábitos de vida, las enfermedades padecidas con anterioridad y los factores genéticos, los cuales desempeñan un papel fundamental en este proceso.
Como ya se ha comentado en clase, entre los cambios que pueden aparecer en un individuo en pleno proceso de envejecimiento se encuentran: aparición de arrugas, manchas y otros tipos de lesiones cutáneas, así como mayor sequedad por deshidratación y menor elasticidad; disminución de la velocidad de crecimiento de cabello y uñas, disminución del vello axial y púbico, las uñas se hacen más gruesas y aumenta su fragilidad; pérdida de tejido óseo (más evidente en mujeres a partir de la menopausia); mayor riesgo de hematomas, de infecciones cutáneas y de aparición de úlceras por decúbito; pérdida progresiva de elasticidad; disminución de la estatura; posición y marcha alteradas; pérdida progresiva de masa muscular; disminución del gasto cardíaco y de la elasticidad de los vasos sanguíneos, mayor riesgo de infarto de miocardio; deterioro sensorial; alteraciones pulmonares, renales, genitales, digestivas y nerviosas, entre otras.
En general considero que es importante a la hora de valorar a estos pacientes ancianos tener en cuenta todos estos procesos que de alguna forma vienen determinados por el propio fenómeno del envejecimiento, pero también teniendo en cuenta aspectos educacionales, ambientales, sociales y económicos que pueden influir tanto de forma positiva como negativa en su estado de salud, así como en la predisposición a padecer unos problemas u otros. Además de explicar de forma detalla, sencilla y general los distintos cambios que aparecen en este largo proceso, incluye las distintas exploraciones que podemos realizarles atendiendo a cada problema, para así poder concluir mejor si una determinada situación es o no patológica.
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