miércoles, 28 de septiembre de 2011

BIBLIOGRAFIA 1


Referencia bibliográfica: Marques S, Partezani Rodrigues RA. La familia al cuidado del anciano. ROL. 2002; 25 (7-8): 22-30.

Como ya sabemos, el envejecimiento como proceso natural, universal e independiente es uno de los fenómenos sociales de mayor impacto en la población.  Este creciente número de personas ancianas es debido a una mayor longevidad (sobre todo en mujeres) y al mayor control de determinadas enfermedades crónicas que afectan a una gran proporción de individuos en edades avanzadas. Un dato importante a tener en cuenta sería también la importante repercusión económica que supone el aumento de la población anciana en cualquier país, ya que esto se traduciría en mayores necesidades de servicios de salud, de seguridad,  de asistencia y de protección social, que el propio país se ve en la necesidad de sufragar. No obstante, por otro lado, este proceso natural determina también la aparición de una serie de cambios tanto fisiológicos como emocionales  y sociales que pueden repercutir tanto positiva como negativamente en el anciano y en su entorno más cercano. Es por ello, que he escogido este artículo de revista, ya que considero que el aspecto social en el anciano es incluso a veces más importante que el propio problema fisiológico que pueda aparecer durante el envejecimiento. Muchos ancianos, necesitan el cuidado de una persona para realizar alguna o muchas de las actividades básicas de la vida diaria, lo que los convierte en un persona total o parcialmente dependiente. Este hecho es difícil de asumir tanto por el propio anciano (el cual necesita un tiempo para adaptarse a la situación y aceptarla), como por sus familiares, que en algunos casos se ven obligados a dejar parte de sus obligaciones para hacerse cargo de su pareja, padre, madre… sin recibir ninguna compensación a cambio, tan sólo la mera satisfacción emocional y personal de saber que están haciendo lo que deben y consideran mejor para sus familiares ancianos. En muchas ocasiones, estos cuidadores familiares sufren en un principio alteraciones emocionales y reacciones de estrés al no saber muy bien como encaminar los cuidados que su familiar requiere, pero tras un proceso de adaptación estas reacciones desaparecen, dando lugar a cuidados completos y en ocasiones guiados por personas especializadas en el tema. Sin embargo, dada la gran repercusión que supone el instalar al familiar anciano en el hogar (cambios en la estructura y economía familiar, en las relaciones interpersonales con los demás miembros de la familia…) algunos familiares prefieren hacer uso de los servicios de una cuidadora, negándose así a modificar su rutina y sus propios planes de vida.
En general, considero que se deberían de facilitar y poner al alcance de todo el mundo más servicios que favorezcan una buena relación entre cuidador-persona cuidada y garanticen un completo cuidado biopsicosocial del anciano total o parcialmente dependiente, que ayude tanto al anciano como a sus familiares a afrontar mejor la situación.

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