CUESTIONARIO 4
1. ¿Cuándo consideramos que un paciente padece insomnio?
Llamamos insomnio a la dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo o al despertar precoz, acompañados de una sensación insuficiente o no reparadora, que se presenta por lo menos tres veces en una semana durante un mínimo de un mes, con las consiguientes repercusiones sobre la vigilia diurna, lo suficientemente graves, para dar lugar a cansancio diurno y otros síntomas observables como irritabilidad o deterioro de la actividad diurna.
Los criterios del insomnio son:
- Dificultad para conciliar el sueño (más de 30 a 45 minutos).
- Despertarse más de dos veces por la noche.
- Despertarse temprano y no poder conciliar el sueño.
- Vigilia nocturna de más de 1 hora.
- Tiempo de sueño inferior a 6 horas.
- Sueño transitorio.
2. Causas del insomnio
Las causas que producen la aparición de insomnio son diversas:
- Origen fisiológico: cambios ritmo circadiano del sueño o de los núcleos.
- Patologías: cardiacas, gástricas, dolor crónico…
- Causas ambientales: cuidados nocturnos, ruidos, luz, cambios de hábitos.
- Causas psicológicas: estados de ansiedad, estrés, depresión.
- Consumo de determinados fármacos: hipnóticos, estimulantes, corticoides y diuréticos.
- Determinados síntomas: dolor, diarrea, prurito…
3. Inmovilidad. Tipos de inmovilidad.
El inmovilismo se puede definir como la disminución de la capacidad para desempeñar actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras.
El síndrome de inmovilidad es un problema geriátrico caracterizado por una reducción marcada de la tolerancia al ejercicio (hipertensión arterial, disnea…), progresiva debilidad muscular y, en casos extremos, pérdida de los automatismos y reflejos posturales que imposibilitan la deambulación. Se puede distinguir entre:
Una inmovilidad relativa, en la que el anciano lleva una vida sedentaria pero es capaz de movilizarse con menor o mayor independencia.
Una inmovilidad absoluta que implica el encamamiento crónico, estando muy limitada la variabilidad postural.
El riesgo de la inmovilidad relativa es el encamamiento mientras que la inmovilidad absoluta es un factor de riesgo de institucionalización, de morbimortalidad y aparición del síndrome del cuidador. Este cuadro clínico es generalmente multifactorial, potencialmente reversible y, a distintos niveles, prevenible.
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