SEXUALIDAD EN EL ANCIANO
Con el paso de los años, los órganos sexuales sufren una serie de modificaciones que pueden influir en el desarrollo de la sexualidad en los ancianos. En las mujeres algunos de los cambios que aparecen en el aparato sexual femenino son: menores secreciones vaginales, atrofia del útero, acortamiento de la vagina, así como pérdida de su elasticidad, que conduce a una respuesta más lenta a la excitación y a un coito más doloroso. También disminuye la duración y el número de orgasmos. En los hombres disminuye la producción de espermatozoides, el tamaño testicular, la viscosidad del fluido seminal y la fuerza de contracción de la próstata, provocando una respuesta más lenta a la excitación, menor erección y en algunas ocasiones eyaculación precoz.
Además son muchos los factores culturales que afectan al desarrollo de la sexualidad en ancianos, entre ellos los estereotipos que se han desarrollado en nuestra cultura y que todavía hoy en día prevalecen. En este sentido, es frecuente encontrar a ancianos que se niegan o tienen pudor a hablar sobre estos temas, ya que la sexualidad siempre ha sido un tabú para ellos. El concepto de ésta, únicamente estaba asociado a la función de procrear y no a la de obtener placer o satisfacción, los cuales actualmente sí se atribuyen a ella. A pesar de ello, la sociedad actual, piensa que los ancianos no tienen una vida sexual activa y que tampoco tienen interés por desarrollarla y, es a veces, esta visión de los demás, la que refuerza que los ancianos lleven a cabo este comportamiento o que nunca hablen abiertamente de ello.
La sexualidad, tanto en la vejez como en cualquier edad puede llevarse a cabo de distintas formas (como caricias, besos, bailes, abrazos, diálogos cariñosos, mantener atractivo físico, arreglarse…), sin tener necesariamente que realizar el coito.
Las fases del acto sexual también se ven modificadas en la vejez, alargándose sus tiempos, de modo que el anciano tarda más en llegar a la fase de meseta y por tanto al orgasmo. Estos tiempos alargados de las distintas fases puede hacer necesario el uso de lubricantes durante la relación sexual, para hacer el coito menos doloroso y más placentero. Así mismo, se podrán adoptar diferentes posturas durante el coito atendiendo a las distintas necesidades de la pareja.
Por otro lado, en la vejez también pueden aparecer problemas como la impotencia en el hombre y la frigidez en la mujer, a partir de la menopausia, lo que disminuiría la satisfacción a la hora de realizar relaciones sexuales. Alguna de las soluciones propuestas para la impotencia es la toma de viagra, aunque debido a la multitud de efectos secundarios que esta puede provocar debe utilizarse siempre bajo supervisión médica.
En conclusión, en la práctica sexual se envejece como se ha vivido.